Después de dejar atrás estos meses tan duros, poco a poco, intento recobrar la rutina y la vida diaria.
Prueba de ello es que esta noche, por fin, vienen a cenar a casa mis amigos Paco y Vanessa, Enrique y María.
Ellos creerán que vienen con la intención de conocer el nuevo piso, disfrutar de las vistas y pasar una velada de cena y compañía.
Y siendo así, me gustaría que fuera algo más...
En el ambiente en que nosotros nos movemos, cuando se quiere agradecer a alguien por algo u homenajearlo por algún motivo, se le regala un cuadro.
Sé que este lenguaje es fácilmente reconocible para Enrique y Paco y creo entenderán mi intencionalidad.
Les quiero regalar esta noche un cuadro que les he pintado estos días para darles las gracias.
Uno suele tener la certeza de saberse rodeado de los mejores amigos posibles, con los que encuentra afinidad, cariño y sintonía. Sabe perfectamente que estarán en los buenos momentos, en los encuentros, en las risas,...
Pero, y en los malos momentos... En los malos tiempos todo es pura incógnita.
Hace más de veinte años que conozco a Enrique y a Paco. Tantos años que sería incapaz de hacer ya el cálculo exacto. Y en todo ese largo periodo no tengo más que recuerdos buenos, de todo lo compartido, madurado juntos y vivido.
Pero cuando han llegado los malos tiempos, esos que duele en el alma recordar, los peores momentos de mi vida con diferencia, ellos han tenido la generosidad, la grandeza y la valía de estar conmigo. Una habilidad impresionante para estar en el momento justo, para brindarse y conseguir lo que hiciera falta, y para hacerme sentir arropado, acompañado y querido siempre.
Por eso, y con todo el cariño del mundo, quiero regalar a Enrique una reproducción de un cuadro muy querido por los cofrades de San Vicente. Reproduce la salida de la Cofradía de Las Penas, de la ciudad de Sevilla.
Y a Paco un dibujo de la Virgen de los Dolores. A dos colores, en un azul inusual y con un encuadre muy distinto
Quisiera, al compartir esta entrada de blog, hacer extensible mi gratitud (con mayúsculas) a todos los "Pacos y Enriques" que pueblan mi vida.
Personas que no hace falta que cite con nombre y apellidos, porque ellos saben perfectamente quienes son...
Amigos que te hacen sentir orgulloso de tenerlos y que te hacen pensar, que todo este sinsentido de vida, realmente merece la pena...
Muy emotivo y emocionante. Los bellos como escarpias. Muchas gracias Chato.
ResponderEliminarSeguro que les encantaron
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